En diferentes idiomas, y no necesariamente a la misma hora, las conversaciones se han tornado monotemáticas. La experiencia que está viviendo Japón ha golpeado a todo el mundo. Las plantas nucleares y la radiactividad son términos que han vuelto a preocupar a la comunidad internacional.
"Ninguna central está de vicio", afirmó María Josefina Mangussi, doctora en Física. La experta tucumana habló de una realidad globalizada: las sociedades del mundo van creciendo en función de la energía. "Necesitan energía porque ahora todo es eléctrico, y más en el primer mundo. Y quienes la producen son, entre otras, las centrales nucleares. Son como las centrales de gas", ejemplificó.
La especialista, consultada por LA GACETA, explicó que estas plantas funcionan con un reactor nuclear. "Adentro está el uranio, que es un material radiactivo, pero que en una planta nuclear está muy protegido. Hay estrictas normas de seguridad para que ese material no se escape hacia la atmósfera. Cuando lo hace, se transforma y ese es el problema", aseguró, en tanto aclaró que el uranio existe antes que la Tierra, y que se usa para investigación (incluso en Argentina) en proporciones menores. "Su uso a gran escala debe ser controlado, de lo contrario degeneraría en la famosa bomba; aunque esa sería una obra humana", subrayó. Mangussi manifestó que este material, en el aire, no se percibe. "Si hay un escape de uranio, no se ve; se propaga con los vientos y afecta el agua, las plantas, los animales, el alimento; en fin, al ecosistema; y las personas, somos parte de él", previno la profesora de Física Nuclear de la Universidad Nacional de Tucumán. Destacó que si bien no conoce cuál es la verdadera situación en el país oriental, en caso de que el material se haya dispersado los daños más graves aparecerán a lo largo del tiempo. "A un laboratorio se lo puede limpiar y no quedan rastros de radiactividad, pero a la naturaleza, no", aseguró.
La investigadora consideró que hoy en día ocurren cosas que podrían llegar a complicar el futuro de la humanidad, y que anteceden a la situación en Japón. "La preocupación surge cuando hay un accidente nuclear, pero nos olvidamos de las consecuencias nefastas que ocasionan los desmontes y los derrames de petróleo", concluyó tras citar las permanentes campañas ecológicas.